La hepatitis es una inflamación del hígado que puede evolucionar hacia una fibrosis, una cirrosis o un cáncer de hígado.
La hepatitis A y la E son causadas generalmente por la ingestión de agua o alimentos contaminados. Las hepatitis B, C y D se producen de ordinario por el contacto con humores corporales infectados usualmente en transfusión de sangre o productos sanguíneos contaminados, los procedimientos médicos invasores en que se usa equipo contaminado y, en el caso de la hepatitis B, la transmisión de la madre a la criatura en el parto o de un miembro de la familia al niño, y también el contacto sexual.
Según la OMS, 1 de cada 20 personas infectadas con hepatitis B o C conoce su situación, por lo cual su propagación es silenciosa.
Para evitar su propagación es importante mantener hábitos de higiene adecuados. Evitar el consumo de agua en zonas con condiciones sanitarias deficientes. Evitar compartir agujas, jeringuillas. No someterse a intervenciones estéticas si el centro no está homologado. Mantener relaciones sexuales con protección. Llevar las vacunas de hepatitis al día.
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